lunes, 15 de junio de 2015

ALDO MARIÁTEGUI COMENTA EL PENSAMIENTO DE SU ABUELO JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

Aldo Mariátegui

Lo primero que tiene que asumir la izquierda peruana y el país en este aniversario del nacimiento de José Carlos Mariátegui es que sus tesis ideológicas ya son absolutamente obsoletas. No se puede seguir insistiendo en recetas pensadas para los años 30 del siglo pasado cuando ya estamos en el siglo XXI, máxime cuando las premisas estaban equivocadas de arranque.

JCM, al igual que los populistas rusos, cayó en el error romántico de pensar que la raza indígena era proclive al socialismo, dadas sus ancestrales costumbres colectivistas (ayni, minka), la ausencia de lucro, la sumisión al Estado y la repartición de los excedentes productivos por parte de este entre sus pobladores. Esa especie de embrión de socialismo incásico le era un terreno de cultivo favorable para la inserción del marxismo científico en los modos de producción del país. No lo culpo por haber buscado una salida así a la aplicación del marxismo en el Perú, un país donde, en aquel entonces, las cuatro quintas partes de su población eran indios y campesinos, no obreros y urbanos.

JCM buscaba “ni calco ni copia, sino creación heroica” y su sujeto revolucionario tenía que ser el campesino indio. Por eso, la solución de los problemas de este mayoritario actor social y su redención giraban alrededor del “problema de la tierra” o el fin del latifundio serrano y el gamonalismo feudal.

Pero aquí ya se detectan varios errores: 1) Romanticismo intelectual y “wishful thinking” al querer creer que el colectivismo incaico facilitaría el socialismo. 2) Falta de trabajo de campo y exceso de elucubración de escritorio, pues JCM casi no había viajado por el interior del Perú (solo había estado en Huancayo en 1918) y conocía muchísimo más Europa que su propio país. 3) Desconocimiento de la tesis marxista del Modo de Producción Asiático (ver Formaciones económicas precapitalistas de Karl Marx), que precisamente explicaba sociedades como la incaica sin considerarlas filosocialistas. 4) Concentrar la solución exclusivamente en la tenencia de la tierra cuando factores como la educación y la conectividad eran también básicos para enfocar el problema del indio.

La reforma agraria de Velasco desmontó la tesis central mariateguista, porque ni se solucionó la exclusión social del indígena (las migraciones, el voto analfabeto y la universalización de la escuela pública fueron acaso más importantes) ni tampoco el indígena optó por el cooperativismo o el colectivismo, pues lo que nos dejó esa reforma fue una minifundización extrema del campo peruano (el 90% tiene menos de 10 hectáreas), lo que indica que allí triunfó la propiedad privada.

Cierto es que lamentablemente el extraño extravío del libro Ideología y política, obra en donde JCM había anunciado una exposición orgánica de su ideología, nos impide conocer realmente su pensamiento a fondo. El libro fue enviado a César Falcón a España para su publicación y este siempre negó haberlo recibido. Y no quedaron borradores. Si bien su otro libro ideológico Defensa del marxismo es una recusación a la socialdemocracia europea y deja en claro queJCM era un comunista, es solo una suma de escritos de prensa.

Porque Mariátegui era definitivamente un comunista. Él mismo aclara que optó por ponerle Partido Socialista y no Partido Comunista a la agrupación que fundó solo por razones tácticas. Pero su comunismo estaba muy marcado por su experiencia italiana y prefería la tesis gramsciana del convencimiento gradual de la sociedad hacia el marxismo que la toma violenta del poder de la tesis leninista. Por eso los comunistas moscovitas rechazan sus tesis en las conferencias de Montevideo y comienzan a purgarle, labor que cumpliría escrupulosamente Eudocio Ravines a su muerte.

Caído el Muro de Berlín, desprestigiado el marxismo como una pseudociencia violenta que ha llevado a millones de seres humanos a la muerte, con los hermanos Castro convertidos en dos dictadores caribeños, finalizado el gamonalismo serrano con Velasco… ¿Qué nos deja JCM al día de hoy? Nos deja una enseñanza de cómo la voluntad y el arduo estudio pueden superar la cárcel de un físico eternamente enfermo.

Nos deja una actitud heterodoxa, crítica, apasionada, comprometida y curiosa de analizar y vivir la vida. Nos deja un amor por todas las artes que lo llevó a promocionar siempre la cultura. Nos deja una inquietud por buscar fórmulas originales (“ni calco ni copia…”), un actuar decente frente al adversario, un rechazo a la demagogia y un buscar amar más a nuestro país (Peruanicemos al Perú). ¡Ya me imagino la vergüenza que hubiera tenido de ver a la izquierda peruana que le siguió, desde los moscovitas que nombraron el ‘Stalin peruano’ a Manuel Prado, pasando por las bestias asesinas senderistas y los gánsteres del MRTA hasta quienes terminaron intentando jugar a la Bolsa con normas que ellos mismos impulsaban en el Congreso!

Tal vez su peor enemigo, el brillante Eudocio Ravines, fue quien mejor lo definió: “El marxismo de José Carlos era sobre todo una vigorosa inclinación sentimental más que una ortodoxa posición ideológica. Emotivo y romántico, seducido por la belleza de la forma, alma sedienta de las refinadas complacencias del espíritu, Mariátegui no pudo ser jamás un marxista lógico, materialista consecuente, dogmático y acabado…”. .

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